El hombre es persona, dotada de un alma espiritual e inmortal. Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna. En virtud de su alma y de sus potencias espirituales de entendimiento y voluntad, el hombre está dotado de libertad, signo eminente de la imagen divina. Mediante su razón, el hombre concede la voz de Dios que le impulsa a hacer el bien y a evitar el mal.
Entendemos por educación al desarrollo y al progreso de la persona, la cual se concibe como un bien común. Al orientar y promover la perfección de la persona, perfecciona el mundo que la rodea.
La Escuela es uno de los ámbitos de formación de la persona humana a través de la comunicación sistemática y crítica de la cultura.
La Escuela Católica es parte de la Iglesia, un ámbito de experiencia eclesial en el que una comunidad de creyentes crea el entramado de relaciones que permite transmitir la cultura a la luz de la fe, promoviendo el desarrollo de las virtudes cristianas en comunidad y para vivir en comunidad. Se configura como escuela para la persona y de las personas.